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miércoles, 13 de febrero de 2008

Llorar en Euros

El viaje fue como un punto de fuga. Habían pasado tres meses, y sin embargo en el alma me dolía como si fuera pintura fresca; tal vez alejarme de todo y poner, no solo tierra, si no también mar de por medio, iba a servir para que la cosa se me fuera del cuerpo, así que agarré mis maletas y me apunté en el viaje familiar.

Ya una semana llevaba sin que se me estrujara el pecho. El Museo del Prado me llenó la cabeza de Goya y el Bosco, por lo tanto no tenía mucho tiempo para pensar, ya no pensar en ella, nada más pensar; mi cerebro estaba en modalidad "esponja" y su nombre se me aparecía de vez en cuando, pero la capa impermeable del aire madrileño no la dejaba ser mucho tiempo.

Ese día tocaba conocer al Guernica. Aún con energía por ser las primeras mañanas de despertarme a las 6 después de que la noche me caía a las diez y me dormía a la una, a las siete y cuarto ya estaba caminando de la mano de mi hermana, con mis papás detrás de nosotras, buscando un lugarcito que nos diera de desayunar en lo que abrían el museo.

"El Brillante", se veía interesante. Entramos y el olor a churros me llegó a la nariz bien rico..

- ¿Lo mismo para usted?
-¿Que?
- ¿Porras con chocolate?
-Si, supongo..y un café.

Decir zumo, patatas y ketchop se me seguía haciendo raro, ahora habría que agregar al vocabulario la palabra porras, que rogaba a Dios significara algo equivalente a los churros que se comía la mujer sentada al lado de mi en la barra.

"You say you wander your own land..but when I think about it I don't see how you can" me interrumpió en la tercera mordida a la segunda porra, y sentí clarito como se me cayó en pedacitos la capa impermeable del aire madrileño que me había mantenido libre de estrujamientos cardiacos y escalofríos sufridos.

"You're aching, you're breaking ..and I can see the pain in your eyes" Me tembló la mano y dejé la porra a la mitad; después de una semana una canción anglosajona me venía a sacar las lágrimas mientras, como en las películas cursis, me tapaba la boca con las manos.


"I try to stay awake and remember my name, but everybody's changing and I dont feel the same" No, no era "nuestra canción", nos gustaba y ya, pero mi grandísima memoria a largo plazo me hizo inconcientemente viajar al pasado, a la última vez que, media desnuda, había escuchado esa canción mientras le pasaba la mano por el pelo.

Mis porras con chocolate se redujeron a un consomé de tres minutos y medio de lágrimas y como medio kilo de excusas pendejas para el motivo de ellas. Mi madre me vio como quien ve algo que desconoce, desacostumbrada totalmente a ver a su hija llorar desde la época en las que el piso y las rodillas eran vecinos constantes. Mi hermana me ve con acongojamiento y me dice pegado al oído las palabritas que solo alguien que tiene el corazón sin fracturas diría. Mi papá se limita a pasarme la mano por la espalda al cruzar la calle.

El Guernica no se va a ir de la reina Sofía, estoy conciente, pero prefiero guardar cualquier amenaza de llanto en la maleta hasta el final del viaje, cuando pueda llorar en pesos mexicanos, porque llorar en euros sale muy caro.


2 comentarios:

Sony E dijo...

Pasaba a saludar, y me encontré con este post...
Y se me hizo... lindo y... me apendejé y ya no sé que mas poner.
Besos Goma!

oculta y feliz dijo...

MMM ...MAS POESÍA, QUE RICO MENÚ