Aquel de los ojos verdes, del que nunca he hablado, apareció ayer después de dos años.
Ya se me había olvidado la forma de su cara, el olor intenso a limpieza y pulcritud, como retorcía la boca cuando le decía un albur.. sin embargo quedaba en mi memoria el recuerdo nítido de los ojos bonitos que siempre le chuleaba.
Como una materialización de mis ideas, apenas unas horas después de imaginarlo cruzando la calle y yo corriendo a abrazarlo con ganas, dio vuelta en la esquina de enfrente.. y cruzó la calle, y yo corrí a abrazarlo con ganas.
- No te dije nada para caerte de sorpresa
- No fue ninguna sorpresa, yo ya sabía que venías.
- Nadie sabía.
- Yo, si.
¿Hace cuánto somos amigos? Contando, contando... precisamente desde la primera vez que me fue posible cortar de raíz una "amistad" y seguir caminando, sin siquiera volverme sobre mi hombro.. sin soltar una lágrima, sin pensármelo dos veces.
La tonta creyó todo lo que caía en sus oídos, utilizando como fuente confiable a la única persona que hubiera sido capaz en aquel entonces de tejerme una mentira alrededor. La única. Y a ella le creyó: aquel de los ojos verdes y yo no eramos amigos solamente.. el estaba engañándola conmigo.
Amigas desde la época de los chupones coloridos de plástico, y los pantalones acampanados, y las Spice Girls, y las Barbies, y las mochilas iguales, y las pijamadas... tantos años, y ella puso adelante de todos ellos una mentira mal hecha.
Y entonces esa tarde no me llamó, ni me contestó cuando le llamé, sin tener idea. Minutos después otra amiga me llamó y me contó lo que "había pasado" y sin más lo decidí: no necesitaba perder un solo segundo en ella, ni para arreglar ni para empeorar la situación.
Simplemente ella me desapareció del mapa justo después de verla esa misma noche acercándose a pasos decididos a encararme, supongo.. La miré inexpresiva y luego rugí algo que dejaba clara mis pocas ganas de demostrarle lo estúpida que estaba siendo.
De nada hubiera servido en ese momento, días después ella misma tocó mi puerta con cara de culpa y pidió permiso para entrar a mi cuarto, como si le fuera desconocido. Accedí sin reprochar, para su sorpresa, mientras le sostenía la mirada justo lo necesario para ponerla nerviosa. Después seguí con lo que estaba haciendo, como si ella no estuviera a mi alrededor.. y cuando una hora después decidió no estarlo, tampoco levanté la mirada. Meses después recibí mails interminables con un montón de palabras desorganizadas en donde insistía en "hablar y arreglar las cosas", los cuales ni siquiera me molesté en responder.
El de los ojos verdes no se me acercaba, los primeros días por su lucha incontrolable de "salvar" ese algo que ya se había venido abajo, y definitivamente mi presencia no ayudaba. Después algo pasó y nos mirábamos con recelo cuando nos topábamos de frente. Ni yo pregunté ni el me aclaró nada, simplemente los meses pasaron sin que pudiéramos soportarnos en un perímetro considerable.
Un día lo vi de espaldas, varios meses después, solo, entre una multitud de adolescentes probablemente reunidos por algún evento inter escolar. Sentí como el fuego me subía por el esófago, estaba furiosa. Me moví entre la gente sin perderlo de vista y lo jalé con fuerza por el brazo.. y lo tuve de frente.
Me contuve las palabras durante unos segundos tratando de encontrar la forma menos agresiva para reprocharle el hecho de haberse alejado de mi, de no buscarme cuando fue prudente, cuando ya no importaba lo que hiciera si la cosa ya había valido madres, de ser tan pinche cobarde, y pendejo..
- Creí que eramos amigos.
No pude articular nada más, se me formó un nudo en la garganta y se me humedecieron los ojos. Lo empujé lo más fuerte que pude, me di la vuelta y caminé en dirección contraria, queriendo huir pronto para ocultar los lagrimones que se me escurrían como aguacero.
No escuché mi nombre pocos segundos después, como en las películas, para volverme y encontrar mi final feliz. No lo escuché, aunque estaba deseando hacerlo. Quería encontrar una sola razón para vencer a mi orgullo y dejar de caminar tan lejos del "amigos de toda la vida" que me dejaron leer sus ojos tantas veces.
-Perdón por llegar tarde - varios meses tarde, diría yo.. - un café, por favor.
-Da igual.
Tuve que enamorarme, irme durante meses de casa de mis papás, aprender a vivir sola y subirme por primera vez en un camión para tenerlo enfrente de nuevo. Platicamos mucho, horas, hasta que no hubo una sola palabra sin decirse.
Y fuimos amigos de nuevo, y lo somos aún.
Tuve que enamorarme de nuevo, cambiarme de casa tres veces, aprender a vivir con alguien y dejar los camiones a un lado para tenerlo enfrente de nuevo..
1 comentario:
Apariciones especiales, coincidencia?.. no creo, aun que bien el 90% del tiempo no son concertadas por uno mismo.
DL
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