Propiedad Sentimental

Tengo un cenicero sobre mi mesa,

y unas tijeras que bien servirían para cortar uñas,

aunque mis uñas están cortas y mi cajetilla está vacía

Tengo las llaves sobre el buró,

que últimamente cierran más puertas de las que pueden abrir.

Tengo también tu recuerdo,

que al desvanecerse el sabor de tus labios

es lo único que me quedó de tí.

Y a veces encuentro a mis pensamientos tan lejos de donde están mis pies

que dudo si estoy donde debiera estar,

dudo si es contigo, cuando me hallé inventando nuestra historia,

o con el sueño de lo que pudo pasar.

Y así aprendí a tenerte,

cuando tengo frío,

cuando tengo miedo,

cuando mi vaso está vacío,

por más que lo lleno,

o cuando el mundo ya no es suficiente.

Me aterra pensar que sólo así te tendré,

que seré esclavo de lo que pueda imaginar

porque si me enamoro de tu recuerdo,

te prometo, te aseguro,

que nunca te voy a olvidar.

...

Nota: El poema de arriba es de Tavo

¿Quién no ha sido esclavo de un recuerdo? El pensamiento humano es tan pinche complicado que se encarga de crear una realidad paralela, en la que el recuerdo te arma un co-protagonista como tu consiente captó a lo que alguna vez fue la persona tangible. Y se te va construyendo esa cosa intangible en la cabeza conforme a eso, y se vuelve perfecto, y se vuelve deseable, y se vuelve amable.

¿Pero qué es de la realidad? No hay nada comparable con la incertidumbre de que exista esa posibilidad remota, esa, en la que esa realidad paralela que se te ha ido adhiriendo al cuerpo con el pasar de los días -años, tiempo- carezca completamente de afinidad con la persona tangible que existe frente a ti.

Gracias por sacarme las palabras de abajo de la lengua Tavo..

Sientete orgulloso de tus ojos y de ésto, ya te dije y te lo repito, no a cualquiera se le ve tan claramente.