Me aflora la lenchéz

Ya sabrán que me encuentro en mi pueblo bicicletero, en éstos dos metros cuadrados donde todas las personas se conocen y son sumamente comunicativas en cuanto a la vida y obra de todo el que se les cruce enfrente.

Yo he optado por protejerme de cualquier relación con un chisme acerca de mi lenchosidad que corrió hace años, precisamente siendo bastante asexual por éstos lados (lo cual no se me dificulta, ya que también soy asexual en Mérida).

Cero actividad lenchosa aquí, pero CERO. A excepción de la Irlandesa que fue un desliz que valía MUCHO la pena y no corría muchos riesgos, sinceramente no me interesa un amor de lejos, amor de pendejos, mucho menos que me haga estar en boca del pueblo completo, so... asexualidad.

Hasta ayer en la tarde, que me apendejé y se desbordó la jotería..

Iba yo en el carro, como toda la puta vida, a hacerle mandados a mi Sacrosanta Madre. Amarillo intermitente. Rojo. Ya no pasé. Y me puse cómoda para esperar el larguísimo rato que duraba el semáforo hasta cambiar a verde.

Me fui, viendo un punto no importante en el horizonte.. y algo llamó mi atención. Una chavita, bastante sospechosa a lo lejos, que caminaba en dirección a mi carro. La veo como a una cuadra y logro distinguirle la cara, es aquella a la que le di paso.. ¿se acuerdan?

Verde. Avanzo despacio, sin dejar de verla (juro que no lo pensé). Ella, obviamente se da cuenta que, a pesar de los lentes oscuros, la estaba viendo y también me queda viendo. Sonríe. Paso al lado. Sonrío. Me alza la ceja. DESPIERTO!

"Estás en tu pueblo, Goma Rosa de la Virgen de la Castidad!

Deja de andar de puta!"