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domingo, 12 de agosto de 2012

La trenza mágica.


Hace mucho tiempo, pero mucho, mucho, en los ayeres aquellos en los que no me calentaba ni el sol, tuve un sueño:

Estaba saliendo de bañarme y tenía el pelo desenredado.

Deliciosamente desenredado, tomando en cuenta que mi melena rizada, la mayor parte del tiempo se encuentra hecha un caos. Primero le pasaba un cepillo desde la raíz hasta las puntas y al sentir que corría sin problemas, lo empezaba a peinar con mis dedos, sin que se me trabara en ningún momento. Los dedos se me resbalaban entre la melena húmeda, larguísima.

En determinado momento, después de peinarme durante un rato, me comenzaba a hacer una trenza, de las francesas, que te empiezan hasta arriba de la cabeza. Mis dedos iban separando los mechones de pelo, para unirlos de nuevo, sabiamente, formando un orden hermoso a lo largo de mi cabello y atravesando mi espalda.

Un recuerdo vago, me decía que era la segunda vez que lo soñaba.

¿Honestamente? Lo más desconcertante del sueño es que yo no sabía hacer esas trenzas. Jamás había hecho una, ni a mi misma ni a nadie más.

El largo de mi cabello y el desmadre de los rizos siempre hicieron imposible que yo aprendiera a hacerlas sin querer pegarme un tiro en el intento.

Como todos los sueños raros que tengo, me tiré boca arriba a reflexionarlo un rato. Ubicandolo en el tiempo/espacio/situación/entorno/pendejadas en las que me encontraba, tratando de engranar la analogía que me mandaba mi subconsciente de alguna forma en la vida que estaba viviendo en ese momento.

De alguna forma que no recuerdo, deduje que el mensaje oculto era sencillo: control.

Me paré como un resorte, me metí a bañar y al salir me quedé parada frente a mi espejo durante mucho tiempo. Mucho. Traté de hacerme la pinche trenza como 40 minutos. Me humedecí el pelo como 3 veces. Empezaba y antes de llegar a la mitad, eso se volvía caótico. Los brazos me dolían, estaba encabronada, mi pelo se estaba secando... entonces dejé que volara libre

Mi persona, al igual que mi cabello, eran un impedimento para lograr control de la situación. Me ganaba el desmadre, el caos y todo el remolino de idioteces que traía yo dentro. No había intento que fuera suficiente si el material no cooperaba..

"El día que me haga ésta pinche trenza, es que algo cambió en mi, para bien"

Lo intenté varias veces más a lo largo de éstos años.

De vez en cuando, salía de bañarme e intentaba hacerla. Al principio, me pasaba un chingo de tiempo parada frente al espejo, casi tanto como cuando lo intenté la primera vez. Luego menos. Luego se me olvidaba por meses y un día me acordaba y lo intentaba.

Y así, hasta hoy.

Envuelta en una toalla gigante, entré a mi cuarto y me comencé a secar el pelo. Me lo peiné con los dedos un rato, sintiendo mis dedos y mis uñas resbalándose por la piel de mi cabeza.

De la nada, separé un mechón de pelo, luego dos más a los lados. Y luego otros dos más abajo. Y otros dos. Y seguí, y seguí, y seguí, hasta que las hebras se hicieron tan delgadas que no pude trenzar más.

Por poco me pongo a brincar de la emoción, sola, como idiota.

Me pude hacer una trenza: QUE GRAN ACONTECIMIENTO.

Pero para mi lo fue.

Y ahora terminé de entender la analogía:

Haberme podido hacer ésta pinche trenza, significa que puedo tener control, tanto de mi, como de mi greña. Que si prefiero el caos interior y exterior es por querer, no por no tener otra opción.

Y ya está, buenas las tengan.

4 comentarios:

DarkFashionPrincess dijo...

Qué gran acontecimiento! Y lo digo de verdad, yo siempre he querido aprender pero apenas puedo con las normales u.u Un abrazo!

Anónimo dijo...

¡Pero cómo te extrañábamos! creo que no solo a mi me encanta saber que ya estás mejor y que, como lo dices, ya tienes el control de todo, incluso del desmadre. Felicidades en verdad, y mucha suerte en todo lo que sigue, y en especial, espero que te llegue un pinche amor de esos buenos.

Dzo dijo...

Me da mucho gusto tenerte de vuelta. De verdad extrañaba tus entradas y por supuesto te felicito por la trenza y lo que ello significa. Bienvenida!

Anónimo dijo...

Un placer volver a leerla señorita Goma, felicidades por su trenza :)

Pato