Ruido Rosa (y una bola de estambre)

Hace varios meses escribí un post que se llamaba igual que éste, en el que estaba muy molesta conmigo misma por el ruido rosa (¿qué es el ruido rosa? léase en el link de arriba).

Probablemente lo que diga hoy será totalmente ambiguo, incomprensible y carente de sentido, lo siento asiduos lectores, pero sinceramente mis ideas en éste momento son equivalentes a una bola de estambre jugada por mi gato.

Puedes no escuchar a tu mama cuando te dice que llegues temprano, no escuchar a tu hermana cuando te dice que no te presta sus tennis, no escuchar a tu maestro de filosofía cuando te dice que los jueves tienes que enviar tu tarea, no escuchar a tu Roomie cuando te dice que te estás aventando demasiado.. pero lo que nunca, pero NUNCA debes dejar de escuchar es a ti misma.

Suena a cualquier mamada de superación personal, o a un artículo al azar de Gaby Vargas, pero se los juro por el Santísimo Niño de Atocha que ayer hice el berrinche de mi vida por no haberme escuchado a tiempo. ¿Ruido Rosa? Si, ruido rosa, pero disfrazado de música quedita y con voz de Ely Guerra, lo que hizo bastante difícil quitarle la máscara.

Como habrán leído con anterioridad, soy una persona con un carácter bastante explosivo, cuando me enojo, me enojo con ganas y espero de-ma-sia-do de las personas que andan a mi alrededor regularmente. Imaginaos asiduos lectores el berrinche que hice (con berreos y pataditas incluidas) al darme cuenta -demasiado tarde- que lo que yo esperaba de mi y de mi supuesta inteligencia y audacia se vio totalmente frustrado por el pendejísimo hecho de no escucharme a mi misma.

Solo alguien que me conoce mucho pudo darse cuenta que el berrinche me duraría lo que dura el sabor de un chicle, me lo dijo entre líneas y cuando colgué, las cosas estaban menos enredadas.

Hoy amaneció lloviendo, tal y como ayer cuando me dormí, sin embargo me amanece con mas sol.

Tal vez no es el fin del mundo, solo tal vez.

Tal vez crecí en éste último año y me volví capaz de bajar las armas.

Tal vez lo que tengo que hacer es escuchar con atención, por que al fin y al cabo no me doy órdenes, si no opciones para elegir.

Tal vez quiero elegir diferente a ayer, cuando hice berrinche, y en lugar de seguir con las ideas como una bola de estambre enredada, quiero desenredarla y tejerme una chambrita para el frío.