También me gusta leer lo que piensan de lo que pienso. Comentarios, por favor!

lunes, 4 de noviembre de 2013

Qué horrible sueño.


El sueño comienza conmigo acostada, viendo al techo, en un consultorio ginecológico.

Mi mamá está sentada al lado de mi, con cara de que no le hace gracia nada. Me pongo las manos sobre la cara y escucho a lo lejos cómo el doctor menciona algo de tener tres meses de embarazo. Tres. Tres. Tres.

Acto seguido, me encuentro en una especie de "universidad del terror", tomando una clase acerca de chingaderas relacionadas con aprender a pujar y a respirar y a cosas que me hacían sentir mareada. Físicamente mareada. La clase termina y me siento terriblemente humillada. Y mareada, carajo.

Me siento en una banca a esperar a que mi mamá llegue por mi. Tengo puesto un vestido de tela suavecita, como de algodón, muy suelto de abajo. Y unas sandalias de tiras muy delgadas. El sentirme incómoda en esa ropa, me hace sentir vulnerable. ¿Desde cuándo me visto así?

Me siento terriblee y no puedo pensar con claridad. Por más que lo intento, no logro recordar cómo carajos es que estoy embarazada. No me he acostado con un hombre, jamás, nunca. ¿Cómo carajos estoy embarazada?

Levanto la mirada y me encuentro caminando en una calle rodeada de casas setenteras y enormes, como de colonia vieja de ricachones. Casas remodeladas, bonitas, pero no tengo idea de hacia dónde camino. El puto vestido y las sandalias de tiras delgaditas, sin embargo, están haciendo de la experiencia una pesadilla.

No tengo idea de por qué me molestan tanto, pero estar vestida así, de verdad que me hace sentir vulnerable. Como señorita en apuros. Maldito vestido de tela ligerita, siento que en cualquier momento se va a levantar, siento que tengo que ir caminando con las piernas pegadas, siento que las malditas sandalias me cansan.

Pero no dejo de caminar y de pensar. No puedo recordar cómo carajos quedé embarazada. ¿Fue aquella vez que me emborraché con éste cabrón? Si está guapo, carajos, guapísimo, pero no me acostaría con él en la vida. ¿Por qué carajos sigo caminando? Estoy cansada.

Me viene a la cabeza algo, ¿qué es? ¿qué es?

Estoy en casa de mi tía, toda la familia está ahí. Muy pronto, me doy cuenta que todo el mundo sabe que estoy embarazada y que todo el mundo está que tira papel picado al cielo. ¿Por qué chingados están tan felices? Muy felices por mi, muy contentos, no pueden esperar al sobrino. Veo a mi mamá sonreír del otro lado de la sala y me saca de onda.

Una prima se sienta en la mesa y me suelta algo como "Ven, quiero mostrarte unas imágenes que encontré para el baby shower".

Siento una presión enorme en el pecho y ganas de llorar. Le grito que no quiero ver NADA relacionado con bebés, nada, nada, nada. Alguien trata de calmarme y vuelvo a gritar que me dejen en paz. Salgo al patio y luego a la calle antes de que alguien pueda detenerme.

Y entonces me doy cuenta de que, una vez más, estoy caminando en esa colonia de ricachones, con el puto vestido y las putas sandalias y el puto cansancio. Todo el tiempo estoy pensando en mi vientre, todo el tiempo siento algo ahí que no sé cómo explicar, como si tuviera pánico de que algo me pasara, que algo nos pasara. Siento que llevo un círculo de tiro al blanco, cuyo centro es mi ombligo. Lloro en silencio mientras camino.

¿Qué estoy haciendo aquí? Ah si, estoy buscando al padre de mi hijo. AL PADRE DE MI HIJO. En algún punto, durante la reunión familiar, alguien me aclaró algo sumamente importante: yo había estado saliendo con un cuate mayor, así, plan treintón/cuarentón, no lo sé. Alguien con una profesión pedorra y una oficina en ésta colonia pedorrísima, aparentemente.

Lo recordaba, sí, tal vez incluso recordaba haber salido con él un par de veces. Lo que no recordaba era haberme acostado con él. Mi plan era llegar y preguntarle "¿Cogimos?", pero por alguna razón, tenía la idea de que éste cuate ya sabía que estaba embarazada. Tenía que hablar con él, tenía que averiguar cómo carajos había llegado a caminar en vestido y sandalias mientras lloraba en silencio. Esa no era yo.

Yo era jeans y converses, yo era el pelo hecho un desmadre, yo era no niños, por favor, no llanto, no chinguen. Yo tenía planeado irme a estudiar una maestría, por allá, lejos, a un país con 20 grados menos. Yo me iba a tatuar pronto, yo iba a cumplir 25 y me iba a poner una peda magistral, yo era más lesbiana que bisexual, chingada madre... ¿qué hacia embarazada?

Sentía que quien yo era y quien yo quería ser se convertía en un rayón en la última hoja del cuaderno, mismo en el que la historia de mi misma, convertida en madre, se escribía con cada respiración, vestida para siempre en vestido que se levanta y sandalias que incomodan.

Tuve que dejar de caminar, porque tuve ganas de vomitar. No sabía si eran por el maldito embarazo o por el ataque de pánico que estaba teniendo el verme tan perdida, al verme conectada para toda la pinche vida con alguien, responsable de alguien 24 horas al día por los próximos 10 años, sabiendo que todo lo que hiciera tendría repercusiones en la vida de alguien. Para siempre. Sin descanso. Ser mamá.

Trato de llamarle a mi mejor amiga una, dos, mil veces. Nunca puedo marcar bien, nunca entra la llamada, me estoy quedando sin batería. Necesito hablar con ella con urgencia. Quiero abortar. Abortaría y le diría a todo el mundo que había sido un aborto espontáneo.

Sentía que era una pesadilla, que solo necesitaba despertarme, que, de verdad, eso no me podía estar pasando. Pero era real y esa sensación en el vientre no me dejaba en paz. Sabía que si tenía a ese bebé, lo iba a amar y me iba a desvivir por el y no me iba a importar haber dejado todo... pero no quería hacerlo, no quería perderme y dejar de vivir por quedarme a tejer en una mecedora. Quería despertar, ser egoísta, vivir.

 Me negaba, de verdad, no soportaba la idea de tener un hijo.Tuve rabia y desesperación y ganas de tirarme en esa banqueta a llorar hasta secarme.

Mi hermana dice mi nombre y abro los ojos como platos. "Ya despiértate, ya son las 10", no ha terminado de decirlo, cuando brinco de la cama y me paro apoyada en la pared. El corazón me está latiendo como si hubiera corrido diez cuadras y siento una presión en el pecho horrorosa.

Mientras me acuerdo de más cosas soñadas, siento más presión en el pecho. Estoy sumamente feliz por que haya sido un sueño y sumamente desconcertada por haber sentido cosas tan horribles al pensar en estar embarazada.

Camino a la sala y me siento en un sillón, descalza, con las piernas abiertas y con una rebanada de pizza fría en la mano. Cuando me la termino, le envío un mensaje a mi mejor amiga.

-Soñé que estaba embarazada, que no sabía quién era el padre y que quería que me llevaras a abortar.
-Fuck, qué horrible sueño...

1 comentario:

icHiGo. perO no sOy friKi dijo...

Yo seria una embarazada pandrosa.

Asco con los vestidos de embarazada melosa y cursi!!!!!












RaWwWwR!!!