lunes, 30 de marzo de 2009
Twilight
domingo, 29 de marzo de 2009
Que siempre si (:
jueves, 26 de marzo de 2009
Viene la Sariñana
Si, además me muero por verla a lo lejos y sabrosearla discretamente.
O indiscretamente.
No, no voy a ir.
¿Por qué?
Por pinche pobre.
Por no ser novia de un viejito millonario.
Por no ser una columnista asalariada.
Por no trabajar en Starbucks.
Pero sobre todo...
Por no tener una virginidad que subastar en Ebay!
Si alguien quiere participar en una subasta de mi no-virginidad.
Ofrecer apoyo económico a cambio de sexo.
O bien, simplemente pagarme el boleto a cambio de tres deseos...
Tiene mi "Si" asegurado.
martes, 24 de marzo de 2009
Break Up Party
- Que tenga el sentimiento atorado.
- O que aun no me caiga el veinte.
- O.. que igual nomás esta vez no lloraré.
Cualquiera de las razones será determinada más adelante, cuando se me desatore el sentimiento, o me caiga el veinte, o siga sin sentir nada. O sea, no es que no sienta nada, nada.. siento raro, siento un poco de alivio, siento decepción, siento bastante coraje para ser sincera, pero ese estado de tristeza que te sofoca, y ese llanto incontrolable, y ese peso sobre la espalda.. la verdad, no.
¿El título? Si, se que propiamente no era una "relación, relación", como tal, pero lo que sea que haya sido estaba por mi parte bastante cercano a que lo fuera. Se que sin una "relación, relación", no se puede tener una ruptura.. pero me vale kilómetro y medio de riata.
QUIERO TENER MI BREAK UP PARTY!
Con helado en cubetas del tamaño de las de Comex, pizza extra grande, películas ñoñas, chocolate y por supuesto, alcohol (cantidades moderadas, obvio!). Tener mi cuarto ocupado por mis amigas mentándole la madre a la tele por el imbécil de turno en la película ñoña de turno, diciéndome que encontraré a alguien mejor, que valgo mucho, que me quieren, me admiran, me adoran y me pondrían un altar con cinco velitas en forma de chichis y a San/ta Antonio/a de cabeza por que me merezco a alguien que me corresponda.
¿Por qué? Por el simple hecho que nunca la tuve.. ni eso, ni la religiosa Break Up Peda con consecuencias inimaginables.
¿Por qué?
Por que la primera vez que hubo ruptura, me pasé un año llorando y berreando varias horas al día, y cuando por fin dejé de llorar el momento había pasado, además de que más tardé en dejar de llorar que en volver a sus brazos.
La segunda, la mandé al carajo, lloré dos lágrimas: acto seguido, me desconecté el cablecito de "sentimientos" y no volví a llorar, salvo cuando estaba peda. No lo conecté hasta muuucho tiempo después, y nuevamente, el momento ya había pasado.
Así que, ahora es cuando. Asiduas lectoras que entran en mi estrecho y selecto grupo de amigas, háganme un huequito en su agenda en este fin de semana y estén atentas, hasta nuevo aviso.
Buenas las tengan!
Trasfondo
"Se que no tiene nada que ver contigo, pero tengo historial con eso y me fui haciendo hipersensible a este tipo de situaciones de desapego total al "nosotras", cualquiera que este sea. No te voy a dar ejemplos.. pero ¿48 horas? Esta directamente relacionado con los 30 días que usualmente son necesarios para volvernos a ver.
Estoy cansada de tener razón, caray.. y que las decisiones vayan por mi cuenta! No soy yo la que debiera decirte entonces, si tu sabes bien cual es tu pecado. Sabes que le estas jalando el hilo y que la cosa se va deshaciendo.. y que yo nomas por puro orgullo y coraje le jalo a ratos por que estoy hasta la madre.
¿Entonces? O sea, si lo sabes, ¿por que te limitas a darme la razón cuando te lo reitero? ¿Ya te diste por vencida? ¿O tienes miedo? ¿O nomas te da hueva pelear tantito por mi? Por que si es así, deberías decírmelo de una vez, en lugar de darme la razón y bajar la cabeza.
Que no estás en tu mejor momento, que no son mis problemas.. Pues si lo son! nomas por que tienen que ver contigo, lo son.. ¿Que crees que todo se resume besuquearse después de comer sushi y fajar detrás de una puerta? Yo podría estar para ti carajos.. Si, me fui, sin embargo por mas encabronada, si me necesitabas, hubiera regresado.
Pero no lo hiciste, y no te culpo, pero solo tiene un motivo: no soy parte de tu vida. Todo lo anterior lo entiendo, también he estado de mierda hasta el cuello.. sin embargo aquí el perderme no es prioridad, no lo es.
Solo quería que me quisieras, pero no solo de dientes para adentro. Y eso no sucedió, y está comprobado que no va a suceder."
Tan, tan.
Por alguna razón ando en frío, no he soltado ni una lágrima ni se me retuerce el corazón. Inexplicable.
No me arrepiento de nada de lo que hice, dije o sentí. Estos meses de no-relación, de no-compromiso y de no-responsabilidad me sirvieron para aprender, principalmente aprender que igual y lo que busco es quitarle los "no" de ahora en adelante.
Buenas las tengan.
viernes, 20 de marzo de 2009
A huevo...
Vamos por la cuarta.
Ni te molestes.
jueves, 19 de marzo de 2009
Alitas
Mi tía estaba preparando la comida en la cocina, justo debajo del cuarto donde había entrado segundos antes, tratando en vano que la pinche puerta no rechinara. Arrastré los pies hasta llegar al fondo y busqué a tientas la chapa de la puerta del vestidor (siempre me he preguntado como puede haber tan poca luz en ese cuarto).
Al abrirla no se me hizo tan difícil ver: habían dos velas encendidas sobre platos con agua, en una mesita con un mantel tejido. Sobre la misma mesita estaba un jarrón con un ramo de flores de cempasuchitl, una imagen del Divino Niño y una de Cristo Rey, un San Judas Tadeo viejito, con la nariz despostillada, una foto de mi bisabuela María y una cajetilla de Alitas azules.
Cerré con seguro el vestidor y me senté en el suelo, al lado de la mesita que fungía como altar. Estiré la mano y jalé la cajetilla de Alitas y los cerillos, de esos que tienen una Venus en la cajita.
Saqué un cigarro muy segura de mi misma, pero no fue suficiente para no fracasar en los tres primeros intentos de prenderlo.
Finalmente empezó a salir humito y lo aspiré con cuidado. No tosí, como tosen todos los escuincles gringos en las películas cuando el amigo gandalla les enseña a fumar, pero si sentí como me raspaba la garganta. Aspiré por segunda vez, en los labios me quedó un sabor dulce, como de confitura de chicle.
Después de agarrar confianza, dejé de sostenerlo como porro y lo agarré como "los grandes", entre el dedo índice y el medio. Aspiré más veces, tratando de pasarme el humo y no solo dejármelo en la boca. Estaba como hipnotizada con las formas del humo que salía de mi boca y del mismo cigarro.
Aspiré por última vez antes de que la colilla me quemara los dedos -esas madres no tienen ni filtro- y saqué el humo por la nariz, provocándome unas ganas de estornudar marca diablo, mismas que me aguanté hasta llegar a una toalla colgada en el perchero, para amortiguar el sonido.
Oficialmente había fumado. Y nadie me había enseñado. Es una de las pendejadas por las que a los 12 años te sientes realizada.
Tomé el segundo cigarro de la cajetilla y lo volví a prender, con mucha menos dificultad que la primera vez. Como al tercer toque, levanté la vista y vi el reflejo del retrato de mi bisabuela en el espejo. Tenía más o menos la edad que tengo ahora, sin embargo dista mucho de mi realidad y en aquel entonces distaba aun más: ella tan peinada, tan acicalada, en traje sastre color marrón y con los rizos acomodados perfectamente haciéndole marco a su cara. Vamos, que entre esa foto y yo no hubo ni habrá un solo punto en común.
Sin embargo por primera vez en las muchas que había visto ese retrato, sentí que había algo "entre ella y yo". Siempre había sido mi bisabuela "igualita a mi" por lo que me contaban: la que tenía el mismo carácter de la chingada que yo, la que se salía a mojar "como perico" cuando llovía, la que se comía primero la orilla y después el centro de las empanadas, la que carajeaba a todos por parejo, la que fumaba como chacuaco..
Hoy me encontraba yo sentada, fumándome lo que simbólicamente eran sus cigarros. Los mismos Alitas azules había fumado hasta que la colilla le quemara las yemas de los dedos quién sabe cuántas veces en ese vestidor.
- Que cagotiza me hubieras puesto cuando descubrieras que te faltaban dos cigarros de tu cajetilla - susurré mientras me paraba y guardaba las dos colillas en la bolsa del uniforme -pues ya que sean tres, ¿no abuela?, pa' que valga la pena el desmadre.
miércoles, 18 de marzo de 2009
lunes, 16 de marzo de 2009
En el mismo lugar...
domingo, 15 de marzo de 2009
sábado, 14 de marzo de 2009
Such a mess!
Tiene como un año que no me ponía tan ebria públicamente. Probablemente había tomado en esa cantidad.. probablemente, pero no en un lugar de "no-confianza", con 150 personas a mi alrededor y un escote que, estratégicamente, crecía según corrían las horas y los centilitros de alcohol.
martes, 10 de marzo de 2009
viernes, 6 de marzo de 2009
Epitelio Olfativo
Me aguanté las ganas de mear...
Me compré un refresco nomás para "ganarme el pase" y pedí el baño.
JAMAS debí haberlo hecho.
ADVERTENCIA: Las siguientes fotos no son aptas para personas con sensibilidad a cosas bien pinche puercas..
Y todavía se atreven a poner éste letrerito justo arriba de la taza que apesta a meados:
Que poca madre, señor que pone letreritos en los 7 Eleven! Es usted un mentiroso culero..
Gasté $10.00 para poder entrar a un baño donde NO oriné.. la no-meada más cara de mi vida.
martes, 3 de marzo de 2009
Asomándose..
lunes, 2 de marzo de 2009
Nana
Llegaste justo en el preludio al nacimiento de mi hermana. Apenas minutos antes de sufrir el cambio drástico de la aparición de un ser que me hacía competencia, que me quitaba el protagónico familiar y que hacía menos frecuente el abrazo, ya de por si ausente, de mi figura materna. Llegaste justo antes de que mi figura paterna se metiera en política derechista, se le descompusiera el carácter y convirtiera los festivales de Día del Padre y las pastorelas en una búsqueda interminable de su cara entre la gente, sin encontrarla.
Me preguntaste mi nombre, aunque ya lo sabías. Tus ojos redondos y tus cachetes me convencieron de estirar mis bracitos y dejarme levantar del suelo de mi cuarto. Y te empecé a querer.
Preparas, hasta la fecha, las quesadillas más ricas del mundo. Te he visto hacerlas y no le echas polvitos mágicos, son solo quesadillas.. pero si las preparas tu saben a gloria. Hoy recuerdo con nostalgia las mañanas en el colegio de monjas, sacando dos quesadillas perfectas de mi lonchera, sentadita en una de las escaleras.
Los mejores recuerdos que tengo de mi casa son contigo. Tu y yo solas por horas, preparando la comida, meciéndonos en la hamaca, poniéndome las calcetas, jugando a que yo era cantante arriba de los sillones de la sala.
Cuando llovía, me dejabas salir a jugar y a mojarme antes de que me bañaras. Corría por todo el patio de atrás jugando con mi perro, que en ese entonces estaba de mi tamaño. Siempre me esperabas con una toalla enorme y me envolvías como tamal. Era delicioso sentir las gotitas de agua caliente caer sobre mi piel fría de agua de lluvia, y luego envolverme en mil sábanas a platicar contigo.
Cuando me tocaba escuchar gritos que no merecía, te acercabas a mi exilio y podía ver a través de la humedad de mis ojos, los tuyos llenos de impotencia. No me abrazabas hasta que yo te abrazaba, yo no te soltaba hasta que tu me soltabas.. era una regla no escrita.
Y cuando crecí y nadie me entendía, eras tu quien no solo me preguntaba cómo me había ido en el colegio, si no se quedaba a escuchar la respuesta. Te contaba todo mientras comía con las piernas cruzadas arriba de la silla y los codos sobre la mesa, mientras tu, en la silla de al lado, me rascabas la espalda.
Hoy ya llegó el "cuando seas grande" del que tanto hablábamos, y vivo muy lejos de ti. Tu tienes la culpa de que yo no cocine, de que no me guste tender la cama, de que sea una checha, de que extrañe tus quesadillas, de que sea sarcástica, de que no me de pena llorar, de mis buenos recuerdos al ver para atrás, de que regrese a mi casa de vez en cuando, de que sepa decir "te quiero", de mi adicción al te, de que no deje que nadie me vea la cara de pendeja, de que haya aprendido a abrazar como se debe, de que sepa coser botones.. de todo lo que soy ahora, Nana, de todo.
Gracias por levantarme del piso de mi cuarto aquella tarde.
domingo, 1 de marzo de 2009
En algún momento...
Yo nunca te había visto, sin embargo, sabías más cosas de mi que cualquiera alrededor mío elegido al azar. Hablábamos diario, por horas, y en algún momento de la noche parecíamos amigos de toda la vida, a pesar de conocernos hace apenas pocos meses.
Me decías las cosas como no estaba acostumbrada a escucharlas: al chile. Puedo afirmar que fuiste la primera persona con la que pude desechar ese filtro que tenía entre la cabeza y la lengua, deshacerme de cualquier pose a la que estuviera acostumbrada para proteger esa anormalidad de ideas que me pertenecía a los trece años.
Contigo no tenía que encajar en ningún molde, no tenía que ser el prototipo de puberta de escuela pagada, no tenía que ser "niña". Hablábamos de igual a igual, sin pudor y sin vergüenza.
Ese día sentía el crujir seco de las hojas de los almendros bajo mis pies.
Te vi de espaldas, pero mi pubertad me impidió acercarme primero (de ese día a la fecha no he podido acercarme primero.. comienzo a sospechar que no fue la pubertad). Vivíamos aquella época en la cual nuestros dos años de diferencia parecían décadas y eso, sumado a los varios centímetros entre mi cabeza y la tuya, hacían crecer un abismo a la vista de todos.
Me viste y te acercaste, sentí esos 45 segundos de incomodidad en los que te acostumbras a vincular un nickname y letras verdes, a un cabrón con ojos grandes y voz grave. Pasados esos 45 segundos, tus palabras se volvieron letras verdes y caminabamos por la feria.
En algún momento nos alejamos de la gente, atacándonos con grandes cantidades de espuma en aerosol. Escribimos nuestros nombres en el pavimento y nos embarramos pelo y piel, terminando con el sudor y el sol, barnizados con una mezcla pegajosa. Por si no fuera suficiente la sensación de pegoste, tomaste un montón de florecitas blancas de un almendro y me lo tiraste en el pelo mientras caminábamos a tu casa.
Guitarras. Pelucas. Un oso de peluche y satín rojo. Los primeros acordes de "Te quiero" de Hombres G. Una foto de ti y de mi sentados a la orilla de tu cama, sonriendo. En algún momento me pediste que subiera por unas escaleras de caracol, y al llegar a un segundo piso lleno de juguetes y cosas, sacaste de algún lugar, un costalito de tela con dos puntas de cuarzo rosa: una para ti y una para mi. Sin embargo, por planes del destino, la que era tuya dejó de ser tuya esa misma tarde, muy a tu pesar.
Y te quedaste sin cuarzo.
En algún momento, caminamos muchos años. ¿Cuántos? Siete. Siete años que a la vez parecen nada y parecen infinito. Hoy no hablamos diario, ni siquiera una vez por semana. Hoy la coincidencia de tu existir con el mío en un diámetro razonable es sumamente distanciada. Hoy los kilómetros que nos separan son una mentada de madre.
Hoy te vi y platicamos como si esos muchos años no hubieran sido caminados. Me abrazaste como reponiendo los treinta y muchos meses que habían pasado desde la última vez que dejamos de caminar, para tomarnos un tiempo y ponernos al día. Casi sentí tu mano aventándome al pelo un montón de florecitas blancas de almendro.
Hoy ya te habías ido, pero te hice regresar. Supusiste que era algo importante.
Del fondo de mi bolsa salió una cajita verde de metal, en forma de gota y con espejos en la tapa. Me mirabas con ojos de gato curioso y apoyado del otro lado de la mesa, marcabas un ritmo con los dedos. Apreté el puño y estiré el brazo. Abriste la palma de tu mano debajo de la mía y entonces dejé caer aquella punta de cuarzo rosa, que en algún momento se convirtió en dos mitades.
Hoy tu te fuiste y yo me fui, pero tu tienes la otra mitad.