December..

La próxima vez que salga el sol, será diciembre.

Me crea conflicto.

Just Saying..

No me conoces tanto.

No hay nada en esta vida que me cague más que la gente que pretende conocerme.

No lo soporto.

Me molesta MUCHO que me diagnostiquen y no me saquen del personaje estereotipado en el que me tienen. Que todo lo que hago sea clasificado en la lista de manías en orden alfabético y que, sobre todas las cosas, me clasifiquen a mi como predecible.

No se les olvide que conocen de mi tanto como quiero que conozcan y que a veces me da más hueva sentarme a explicarles a quitarles la falsa idea que tienen de mi.

Quien me conoce en realidad, no tengo que explicarle todo lo anterior.

Punto.

En mañanas como esta no puedo evitar recordar..

Entre sueños, oí como tu respiración dejaba de ser acompasada y luego un gran suspiro. Me desperté sin abrir los ojos cuando te levantaste de la cama.

Me hice consiente de mi cuerpo: estaba acostada con las piernas muy cerca del pecho. Tenía fríos los pies y las manos, y el aire que tocaba mis brazos me erizaba la piel.

Escuché tus pasos, un, dos, tres.. lentos, rodeando la cama y finalmente, parando. Con los ojos cerrados, aun, pude imaginarme dónde estabas y en mis labios se formó una sonrisa invisible. Después de habernos acostado a dormir sin un "buenas noches" siquiera, esto, de verdad, me bajaba las ganas de querer salir corriendo de mi casa.

Tomaste la sábana que estaba a los pies y rodeaste la cama de nuevo, escuché cómo la desdoblabas. Me adelanté mentalmente a los siguientes 10 segundos:

El sonido de la tela sonando contra el aire, el peso ligero de la sábana cayendo sobre mis pies y subiendo por mi cuerpo, la texura suave rozando la piel de mis brazos y la presión de las puntas de tus dedos mientras la acomodabas a la altura de mis hombros.

Estuve a punto de matarte, segundos después, cuando lo que sentí fue el peso de tu cuerpo al lado mío y la sábana rozandome la espalda mientras te la ponías encima.

Estuve a punto, de verdad.

Después, el aire frío que entraba por la ventana llegó hasta mis pulmones y me hizo fría a mi. Y me reí de mi, esperando demasiado, y me reí de ti sin pensar en mi.

Ya lo dijiste una vez, no es que me pase nada extraordinario, sólo me fijo más.

Eso y que los pinches simbolismos son lo mío.

Al rato regreso, me voy a encontrar una sábana que ya viene el invierno.

Impulse - Aeropuerto

Tiene mucho que no aparece por aquí nada de publicidad, para redimirme les dejo esto:




No se ni de dónde lo saqué, pero lo vi hace bastante tiempo. Me re-encontré con el ayer, preparando material para una exposición de publicidad y el verlo de nuevo fue como darme en el dedo chiquito con la esquina de la cama. Justo así.

Independientemente del nivel de identificación que puedo llegar a tener con la escena aeropuerto + romanticismo + vete a la chingada, creo que el comercial está muy bien logrado.

No te imaginas, hasta que el idiota abre la boca, que lo que sigue no sea Anita Campos dando vueltas en sus brazos, en cámara lenta, con plumas cayendo.

Vamos, mujeres del mundo, que no importa de qué lado pedaleas, todas nos hemos sentido como Anita Campos en algun punto de nuestras vidas. O en varios. O ahora mismo, por poner una fecha al azar.

Un aplauso para Impulse, que era mi desodorante favorito a inicio del 2000! ¿Se acuerdan? Cuando eran del tipo "splush splush" y olían bien rico.

P.D. Vale la pena checar los otros comerciales de la misma campaña.

Reportandome

Había estado ocupada, mucho.

Resulta que me llegó la hora de trabajar como negra para vivir como mulata, y como todo lo bueno en la vida, me llegó por casualidad.

Sin tanto detalle, me remito a comentar que el trabajo me trae pendeja. Mis, ya de por si escasas horas de sueño, se han reducido a la mitad. Llegando al fin de semana lo único que quería era dormir, y comer, y echar la hueva y dormir más.

Con el trabajo en cuestión, resulta que a mis padres les agarró el orgullo, chingón, me presumen con toda la familia, amigos y peatones. Cada que me llaman (porque ahora SI me llaman) me preguntan cómo va el proyecto, si ya dormí, si ya comí.. hagan de cuenta que estoy nominada para el nobel del trabajo universitario.

Mi casa es un asco, tengo la despensa no perecedera tirada en el piso de mi cocina, no solo la de esta semana.. la de la anterior también. Mi cuarto tiene más ropa fuera del closet que dentro de el. Y mi carro, ¿qué les digo? Tiene tantas basuritas de dulces, galletas y latas de te, que Maria la del Barrio podría vivir ahí plácidamente.

Ahora mismo, estoy en clase.. pero "estar" puede ser muy subjetivo. Digamos que mi cuerpo está, la mitad de mi alma está dormida, una cuarta parte escribe y la otra hace como que pone atención.

Se me cierran los ojos.

Y ya.

Chance, work, choice..

Por si extrañabas verte por aquí..

Just Saying...

¿Sabes cocinar?

-¿Comemos mañana?

-Comemos mañana.

-¿Qué me vas a cocinar?

-Mejor vamos a comer por ahí..

-¿No sabes cocinar?

-No he dicho que no se.

-¿Sabes o no sabes?

-Preguntas mucho.

-Mhhm..

-Si se, pero no voy a hacerlo.

-¿Por qué? Cociname algo rico.

-No, tu me vas a llevar a comer algo rico.

-¿Y cuándo me cocinas?

-Te lo tienes que ganar.

Punto.

Sin Preludio

No creo en aquello de que un clavo saque a otro clavo.

Se me hace bastante pendejo, de hecho. Una tras otra, sin descanso, ¿en verdad pensar que funciona?

Sin embargo, (y este es un "sin embargo" en mayúsculas y negritas) finalmente estoy dispuesta a intentarlo. Solo intentarlo, ¿que mas da? Me han repetido hasta el cansancio que nada pierdo y POR DIOS, tal vez sea cierto.

Me matan los nervios, si. No tengo ganas, también. Mi cabeza está en otro "lado", por supuesto. Todo eso.. pero de verdad estoy empezando a perder la paciencia.

Así de fácil.

No es por ella que la estoy perdiendo, es por mi. Por mi miedo al fracaso, por mi puto capricho, por mi terquedad y por mi aparente adicción a las malas decisiones y a los procesos complicados. La quiero, con el alma, dos veces, mil veces. La tomaría de la mano mañana mismo para no soltarla nunca.. pero NO ESTOY HACIÉNDOLO. Y lo que ven mis ojos me dice que tampoco hay oportunidad de que el tiempo le haga justicia a la espera. Esperar de tiempo, esperar de esperanza.. y los días pasan y sigo atada a la pata de la cama.

Las hojas del calendario caen sobre mi, como si fueran de piedra. Un día tras otro, no paran. Y ¿dónde estoy? En el mismo lugar de siempre, queriendo o no, con mi vida en algo parecido a un "break" a espera de una señal.

Me niego a pensar que lo que me hace quedarme es el puto miedo a que realmente pase. A que alguien llegue, y desenvaine su espada y me salve de mi misma, otra vez. Y que no haya más complicación que decir "te quiero". Y que todo se de sin trabas. Y que entonces no haya nada que me detenga, como ahora. Y entonces.. ¿qué haría?

Ya casi acaba el año. Ya casi comienza el otro. Ya casi me llegan los 22 años.

22 AÑOS.

Los asiduos lectores que cuenten con más de 22, favor de limitarse a asentir, sin comentario alguno. Se que tengo la vida por delante, no necesitan recordármelo. Con 22 años, según las estadísticas me quedarían como 50 para descubrir lo que quiero, lo que necesito y amar a morir.

Pero es que SIEMPRE tenemos la vida por delante, ¿se han puesto a pensarlo? Eso no quiere decir que a corto plazo todo mejore, no quiere decir que se solucionen los problemas o que de repente, la vida misma, sea tan espectacular como para publicarla en un libro. Te enamoras en una hora, no necesitas más. No es el tiempo que me queda, no necesito 50 años más.. si no determinar qué chingados estoy haciendo en los próximos 50 segundos.

Yo quiero mi vida de acuerdo a lo que necesito HOY, a como quiero que se vea, a como quiero que se sienta. Dentro de poco le agrego un año más a mi lista y por alguna razón que no logro reconocer, ésto me empuja a querer moverme del lugar en donde cómodamente he permanecido los últimos momentos.

Lo quiero todo, TODO.. pero no quiero tener que pedirlo.

Las cosas siempre me han llegado solas, así, sin más preludio.

Mientras llegan, voy a soltarme de la pata de la cama y a empezar a crearme recuerdos.

Drizzle

Pasa que..

Apenas abrí los ojos, se me empezaron a escurrir y no han parado.

Vaciar una caja de cereal de colores

Hace unos días, me fui hacia atrás.

Un año, dos años.. es la pinche ventaja de tener un blog. Es como si existiera un historial detallado, no solo de lo que hice, si no de lo que pensé. Todo lo que fue importante para mi está documentado con puntos y comas elegidos por mi.

Me di envidia. Punto.

Tenía una chispa que, por alguna razón, ahora no encuentro. Debe de estar en algún cajón, por ahí, pero no logro saber en cual. Decía las cosas como si no hubiera otra forma de hacerlo. ¿Se acuerdan? No se acuerden, si no quieren. Yo creo que me voy a dedicar un tiempo a leer hacia atrás, cuando escribir, para mi, era como vaciar una caja de cereal de colores. Justo así. Las palabras me salían desde el centro del pecho en desorden y mágicamente se acomodaban para hacer figuras y frases y cosas..

Ojalá que aparezca pronto.

Las extraño mucho...

De verdad.

Y que te extraño, pues, pero a eso me dedico.

Hoy te recodé por la tarde.

Mucho.

Me acordé de los días que estuvimos juntas, y de tu olor, y de la lluvia, y de el olor de la lluvia. Me acordé de todas las palabras. De todos los sonidos. De todos los sabores. De tu olor fundido con el tabaco. Del olor a hierba fresca, a café, a chocolate. Y del olor de la lluvia, y de cómo olía tu pelo mojado y de tu piel secándose en la oscuridad. Y de todas las palabras. Y de todos los sonidos. Y de todos los sabores.

Y te extrañé, como tiene varias estaciones que no te extrañaba.

Y luego te quise matar, Erin. Y luego ya no.

Y luego me quise matar a mi.

Pasan los años y yo, siguiendo el mismo perfil de loca.

Extrañando, siempre extrañando. Como si así debiera ser. Como si no tuviera de otra.

Vivo de la vez que me pintaste las uñas de rojo, de la vez que nos besamos bajo aquel árbol que parecía un terremoto. Vivo de la vez que rascaste la espalda hasta que dejé de llorar. Vivo de la vez que me quedé dormida y aquella que no eras tu, me acaricio las pestañas con las puntas de los dedos. Vivo de la vez que ella me despertó con un beso. Vivo de la vez que me besó en las escaleras. Vivo de la vez que me abrazó en el frío y me quedé dormida.

Vivo de momentitos, pequeños, sin sentido. De eso se alimenta mi alma a diario para seguir en combustión y no dejarme dormida dos noches seguidas.

Quería decirte todo esto.

Y que te extraño, pues, pero a eso me dedico.

Y volar.

Colgarse de las cadenas y tomar impulso.

Una, dos, tres veces.

Cuando los ángulos se hacen amplios, finalmente estirar las piernas hacia el cielo y cerrar los ojos.

Y dejarse caer, con los ojos cerrados. Y no pensar en nada. Y pensar en todo.

Y sentir cómo el aire se rompe en tu piel. Y sentir como el aire lucha con tu pelo. Y sentir como el aire te empuja con fuerza.

Y sentirlo todo.

TODO.

Como si los sentidos se magnificaran y cada nervio funcionara por separado.

Volar.

Volar.

Volar.