Iris - Goo Goo Dolls
Siempre he dicho que todo tiene un detonante. Que dos personas, dos objetos, dos lo que sea pueden estar uno junto al otro por toda la eternidad hasta que algo pasa que hace que exploten, o que se fundan, o que se atraigan como imanes, o que se repelan insoportablemente.
Tengo muy claro el detonante, por ejemplo, de mi amistad con Fresa.
Llevábamos casi dos años de estudiar en la misma escuela, de los cuales casi uno completo habíamos estudiado en el mismo salón. Jamás nos habíamos pelado.
Un día, como reacción a una situación catoloquísima, típica de la institución, hicimos algún comentario amarguísimo, típico de ambas... y nos dimos cuenta que teníamos algo en común, a pesar de vernos como polos opuestos.
Luego, algunos días después, nos dimos cuenta que vivíamos cerca y me invitó a desayunar al salir de un examen. Preparó cuernitos y te helado. Estábamos solas en la casa y empezamos a platicar...
Entonces, me contó una de las historias de amor más tristes del mundo..
Estuve a punto de llorar, más de una vez. Me iba hundiendo en mi silla y deseando tener la confianza de correr a abrazarla y ponerme a berrear. No entendía como estaba tan tranquila contándome algo así y MUCHO MENOS por que, si apenas me conocía, estaba diciéndolo como si nos conociéramos de toda la vida.
Ese fue el momento detonante, para mi. No se si ella se acuerda, pero yo, en ese instante, sentí que iba a ser alguien en mi vida.
¿Amigas a primera vista?
No lo se, pero de ahí para adelante, hasta la fecha.
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