Querida Futura Novia:

Te escribo ésta carta con premeditación, para ahorrarnos trámites innecesarios y momentos incómodos.

Quiero que sepas que estoy loca. No, no estoy exagerando. Puedes preguntarle a cualquiera de las que estuvieron antes que tu para confirmarlo. Puedo pasar de estar inmensamente feliz a quererte matar por una nimiedad, le pongo excesiva atención a los detalles más insignificantes y, por si fuera poco, soy de las que tienen Síndrome Pre Menstrual, Menstrual y Post Menstrual; es decir, las hormonas me dominan.

Lloronsísima, a niveles extremos. Puedo moquearte el brazo durante una hora sólo porque sentí que me viste feo. Sensible, pero muy sensible a la falta de atención, a sentirme desplazada, a que no me den mi lugar, así que procuro que sea recíproco. Mis ojos siempre te verán primero a ti, puedes estar segura.

Soy inteligente. No es presunción, es advertencia. Además de inteligente, soy astuta y buena mentirosa. Con ésto no quiere decir que vaya a mentirte, si no que te voy a agarrar al aire muchísimas de las mentiras que intentes que me crea. No lo soporto, me pongo inmensamente psycho y tenerme cerca es insoportable. A todo le encuentro.

¿Otro momento en el que me pongo insoportable? Cuando me tienen "a pan y agua". Léase, soy mucho de encamarme y empiernarme, por no entrar en detalles de tiempos y formas.

Mi gran virtud o defecto es el compromiso. No hablemos de anillos ni pendejadas, hago referencia a permanecer. No me voy, aunque la situación esté de la chingada. No me voy mientras haya algo que pueda hacer, algo por qué apostar. Pero sobre todas las cosas, no me voy hasta el momento en el que esté segura de que no regreso. Ahí si no hay vuelta de hoja.

Soy débil ante las causas perdidas y no hay nada que me amarre más que el sentirme necesitada. Me rompo la madre, hombro a hombro, adopto los problemas como si fueran míos y si está en mis manos, sacrifico el sueño por solucionarte la vida.

Cocino rico. No sólo eso, me gusta cocinar para la gente que quiero, ya no digamos para ti. Parte de demostrarte el amor que te tengo, será inventarme sabores nuevos con lo que encuentre en mi cocina. Disfruto de llenarme los pulmones de olores y de la mueca de felicidad cuando prueban el primer bocado.

Nunca tendrás que cocinarme nada, si no quieres, pero sería importante para mi que me llevaras el desayuno a la cama, alguna de las mañanas.  Me haces feliz con pan tostado, mantequilla y mermelada de fresa, así que no hay demasiado en qué errarle.

Mis expectativas son altas, es mi gran defecto. Soy de las que pretende que lo sepas todo. Van a ser pocas las veces que yo pida algo, sobre todo material. No soy de las que van por la vida pidiendo ropa, películas ni rosas rojas. De hecho, odio las rosas rojas. Sin embargo, esperaré que te nazca de vez en cuando. Como dije antes, soy feliz con los detalles más insignificantes, así que no necesitarás hipotecar tu casa para tenerme contenta.

Tampoco suelo pedir acciones. Ni que me cargues las cosas, ni que me acompañes a ningún lugar, ni que me ayudes, ni nada. Por cuestiones que no termino de entender, me crea conflicto "molestar" a las personas mientras pueda hacerlo yo misma, aunque me lleve el doble. Al igual que lo anterior, esperaré que te nazca, de vez en cuando. Eso sí, el día que yo te pida algo, procura no fallarme. Es cuando realmente es importante.

Puedo quedarme, sin problemas, encerrada todo el fin de semana viendo películas y haciendo absolutamente nada. Encuentro fascinante el compartir, en especial, tres momentos: la hora de dormir, salir a caminar y la lectura. Me encanta intercambiar canciones, libros y anécdotas.

Soy fiel, hasta los huesos. Dentro de mi cabeza, no puedo concebir, si quiera, la idea de engañarte. Prefiero apostar por lo equivocado y quedarme sin nada. Puedo asegurarte que tengo los huevos suficientes para hablarte de frente, en caso de llegar a dudar acerca de mi.

Llegado éste punto de mi vida, determino que pagué mi cuota de infidelidades, así que si consideras que existe la mínima posibilidad de que ésto suceda en nuestra relación, te voy a pedir que no tengas miedo de romperme el corazón largándote antes de engañarme, porque si no lo haces, me romperás la madre y esa tarda más en repararse.

Soy realista, se que no vamos a durar para toda la vida, ni nos vamos a casar, ni a vivir juntas. Existe una probabilidad en cien de que eso pase. Sin embargo, es necesario que vivas lo que nos toque vivir, que seas valiente, que no tengas miedo y que aceptes el hecho irremediable:

Te vas a enamorar perdidamente de mi.