Cuando tenía 15 años, sentía que mis manos estabas demasiado vacías y comencé a buscar "el anillo perfecto". Sabía lo que quería: no tenérmelo que quitar, ni que cuidar, ni que combinar. Nada de piedras ni oro, solo plata, lo más liso y simple que se pudiera.
Al tiempo, apareció frente a mi un anillo de plata en forma de luna y estrella, sin piedras, sin brocado. Solo plata lisa en forma de un anillo hasta cierto punto tosco y tan pesado que tuvieron que pasar bastantes días para que me acostumbrara a tenerlo alrededor de mi dedo.
Se hizo parte de mi, mi piel se marcó en forma de luna y jamás estuve sin el tanto tiempo como para extrañarlo.
Hace dos días estaba en el mar y se salió de entre mis dedos. No lo vi caer, siquiera, las olas estaban demasiado fuertes como para poder hacer algo al respecto.
Traté de recuperarlo durante tan poco tiempo, que casi me sentí mal conmigo misma.
Y luego lo tomé como algo simbólico, como suelo hacer con éste tipo de cosas para encontrar ese "algo" por lo que pasan:
Ya no quiero ser la luna.
He sido la luna tantas pinches veces, que casi me creo que es lo único qué puedo ser: un pedacito de tierra que a lo único que aspira es a ser el reflejo del sol.
No quiero ser el reflejo del sol, basta de ser la luna.
Quiero ser el sol, quiero no necesitar de la luz de nadie, quiero ser algo más que el reflejo de la luz de quien sea que esté del otro lado.
Quiero ser el sol, y suena tan pinche egocéntrico, pero estoy harta de ser un puto complemento... ¿qué me falta para serlo? No me hace falta nada.
Ser el "efecto secundario" de una explosión de luz no es suficiente para mi.
Ya no quiero ser la luna.
A la luna, se la llevó el mar.
3 comentarios:
hola goma, por estos post esque visito a diario tu blog porque se que me encontratee escritos hermosos me gusto mucho tu reflexión... si basta ya de ser la mitad de algo..
es un largo camino por recorrer para sentirse completa pero lo importante ya lo has hecho empezarr...
saludos desde sonoraa :)
Te lo dije antes y te lo repito: eres un sol.
Lo malo de ser el sol, es que si brillas demasiado la gente se queja que los quemas, por el contrario, si no brillas lo suficiente eres débil y les da frío. Irónico o no, lo sé no sólo por mi nombre.
Pero Gomita, a muchas personas ya nos iluminas sin tener que ser, metafóricamente hablando, una bola de gas en eterna ignición. Aún así, tienes un punto muy fuerte. El protagonismo en realidad es importante en muchos casos. Escribe tu propia historia, no la de nadie más decía mi papá...
Y si, a la luna se la llevó la chingada.
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