La pendeja de mi se propuso el año pasado ser una mejor persona, dejar de ser nómada, permitirme establecer vínculos con las personas, bajar la defensiva, dejar de huir, ser menos culera, más flexible, más tolerante, menos radical...
A chingar a su madre!
Demasiado esfuerzo para terminar convirtiéndome en "la pendeja que espera que el teléfono suene", demasiado esfuerzo para que el resultado sea tan pinche, tan poco satisfactorio, tan jodido. Me convertí, no se en que momento, en alguien con quien YO no saldría, ya no decir las demás personas. Alguien pendeja, pero bieeeen pendeja.
Convertida en lo que tanto me burlé: yo tejiendo mantelitos para la sala, cocinando pasteles con tubos en la cabeza, esperando detrás de la delgada cortina a que mi caballero pasara en la acera de enfrente y se decidiera a trepar hasta mi balcón.
Hace como un mes me di cuenta de esa situación y agarré el peor berrinche de la temporada... haciendo retrospectiva, me di cuenta que todo había comenzado cuando dejé de ser yo y me convertí en una versión endulzada de mi. Entonces pensé un poco, pero solo un poco, en que tal vez, posiblemente, la solución sería deshacerme de los pinches deseos de año nuevo. Lo descarté, ser buena persona no podía terminar en algo tan mierdero.
Pero hoy, después de algun tiempo esperando (de wait, pero mucho más de hope), me cayó una manzana en la cabeza.
A chingar a su madre!
Suficiente tolerancia, suficiente templanza, suficiente vida sedentaria. Lo intenté, no pueden decirme que no, dejé de huir un año, un año COMPLETITO. No me pueden culpar ya de que no permito que el amor toque mi puerta.
A la mierda! Si el amor aparece, que se deje de mamadas y entre, sin tocar. Que tenga huevos, que se la rife por mi.
En la puta vida vuelvo a estar pendiente del teléfono, ni del timbre, ni de la puerta.