DE A DOS.
Justo al día siguiente de haberme escapado de mi casa, me tocó ir a comprar dos que tres cosas de emergencia, a cierta tienda cuyo nombre no mencionaré para no quemarme. Entro en la baba, como siempre, jurgándole al celular sin acordarme realmente qué era lo que tenía que llevarme. Camino por los pasillos como zombie sin saber exactamente hacia donde me dirijo.
-Hola
Una voz ronquita refiriéndose a mi hace que me sorprenda un poco. Mi base de datos corre lentamente, y después de dos segundos sigo sin saber quién es la dueña de la voz. Entonces, levanto la mirada. Lo primero que veo es la piel lisa y olivácea de su cara, luego los ojos cafés y para el final, los rizos oscuros contenidos en una coleta.
Para cuando volví a parpadear, tenía el nombre y el historial completo en la cabeza. ¿Se acuerdan de aquella vez que me gustó una chava con novia? Vale.. entonces ya sabemos de quién se trata...
Se me traba la sonrisa de estúpida que suelo tener cuando estoy nerviosa, jadeo una vez, me medio río, le seudo-respondo el saludo y me contengo las ganas de tronarme los dedos.
-Hola, ¿cómo estás?
Finalmente logro articular una frase completa, en medio de la crisis nerviosa de encontrármela sin decir "agua va" después de ¿cuánto? ¿tres años? Salvo por aquella vez minúscula donde me la encontré en.. ¿dónde? Oh.. justo en esa tienda.. cierto. Ahí trabaja...
La crisis nerviosa de encontrármela y que haya hecho de presentación la pendejéz de reírme como catorceañera, cuando se encuentra al "popular" en el pasillo rumbo al baño y la decepción hacia mi autocontrol, al darme cuenta que ella está de lo más tranquila.
Pffff.. me sigue atrayendo como queso al ratón. Me aclaro la garganta y logro llevar una conversación inteligente. Me doy cuenta a leguas, que si hay alguien con colmillo, es ella. El lenguaje corporal me lo deja claro, las palabras, el tono de voz "everything about me invites you in" pienso, ñoñamente, y me río nuevamente tanto de lo que me está diciendo como de la pendejez nueva en la lista: frasear a Twilight en una situación real.
Hace relativamente poco le dije a Mango lo fácil que era persuadir a alguien, solo con conocer debilidades y tener un poquito de colmillo y mala voluntad. Ella, sin duda, la tiene. Me pregunta cualquier cosa, pero la voz se le derrite al final de cada frase, provocando justo lo que quiere provocar: que yo la escuche con cara de imbécil.
- ¿Cuándo regresaste del Pueblo?
- Emm.. ¿cómo sabes que me fui?
- Emm.. ¿cómo sabes que me fui?
- ... Por que, por que siempre te vas ¿no?
- Si, siempre, regresé hace dos semanas más o menos.
Sabe más cosas de mi de las que imaginaba o recordaba haberle dicho. Dónde vivía antes de vivir en la actual, que estudio en la Mayab... whatever, no es la primera vez que se me olvida que datos di y a quien.
- ¿Cuántos años tienes ahora?
-Veinte.
- Ah.. ya no estás tan chica.
- O sea, ¿ya entro en la lista?
El nerviosismo en mi voz hace que el sarcasmo suene absurdo.
Me queda viendo hasta que yo desvío la mirada, y le pregunto en seguida dónde está cualquier cosa de las que fui a comprar. Me dice que ella me acompaña, que voy a tener atención especial y entonces me doy cuenta del broche brillante clavado en la blusa, a la altura del pecho. Al volver los ojos a la altura de su cara, ella me está viendo y me estresa la posibilidad de que crea que la estaba morboseando.. yo solo veía el broche!
No me da tiempo de pensar y me agarra de la muñeca justo antes de empezar a caminar a través de los pasillos. Después de cruzar el tercero, giro un poco la mano y me suelto. Una mano agarrando la mía me vuelve a la realidad de chingadazo.
- ¿Y dónde vives ahora? - Pregunto, tratando de ser sutil al investigar si sigue con aquella novia. Me responde, pero no conlleva a ninguna deducción. Me arrastra por toda la tienda, hasta que ya no queda nada por comprar. Cuando estoy cerca de las cajas, me presenta a dos amigas suyas.
- ¿Ya viste que bonitos ojos tiene?
Como si realmente funcionara, cierro los ojos de golpe y volteo hacia el otro lado un segundo, esperando que en realidad no haya dicho eso. Las amigas se ríen, yo tuerso un poco la boca.
Quedamos en que hoy iría a la tienda. No, no era cita.. ¿o si? No, no era, pero así lo hizo sonar. Yo de por si tenía que ir a comprar lo demás, que ella fuera a estar ahí, pues ¿qué iba a hacerle? Por cualquier mal entendido, llegué bastante más tarde que el día anterior.
Nos despedimos.
Justo al salir de la tienda, me tapo la boca con la mano y aspiro fuertemente tres veces, cuatro, cinco..
Las suficientes para mantenerme serena hasta saber su estado civil.. hasta entonces.