Y que cuando cierro los ojos, puedo verla convertirse en una galaxia color azul frente a mi.
Y que cuando se pone las manos dentro de las bolsas y me mira fijamente, me descontrola.
Y que nunca, nunca se ve tan hermosa, como cuando le brilla el sol de la mañana sobre la cara.
Y que sabe exactamente qué contienen cada una de las maletas que llevo a cuestas.
Y que a veces me convence de dejar esas maletas en casa y salir a caminar sin ellas.
Y que me hizo tener ganas nuevamente de compartir el viaje.
Y que a veces, mientras habla, no puedo dejar de ver el movimiento de su boca.
Y que no puede quitarme las manos de encima.
Y que cuando me abraza, siento que nada me toca.
Y que cuando la abrazo, puedo reconocer la parte de atrás de su cuello de hace muchos años.
Y que tiene pecas en los hombros.
Y que compartimos el gusto por los sabores, los olores, las texturas y las letras.
Y que el amor nos llegó en forma de carcajadas y amaneceres.
Y que cada que miro hacia arriba, encuentro sus ojos viéndome.
Y que es mi llamada de emergencia a las tres de la mañana.
Y que es mi "me muero de miedo y quiero salir corriendo, no me dejes ir".
Y que es mi "por favor, por favor, no me hables de bodas".
Y que es mi "jamás en la vida me tatuaría algo contigo".
Y que es mi "es media noche y necesito pizza en mi sistema".
Y que es mi "perdón por el berrinche, me va a bajar".
Y que es mi "ojalá pudiera amanecer contigo todos los días".
Y que es mi "me tienes pensando en cochinadas a media junta".
Y que con ella nunca tengo frío.
Jamás tengo frío.