Es el azul que se ve cuando cierras los ojos en la oscuridad.
La brisita del mar, como si nada, me mueve las pestañas y se me cuela detrás del cuello. Si cierro los ojos, bien fuerte, se ven luces blancas, destellando enloquecidas. No me gustan. Es como ver un foco a punto de fundirse para acabar, como todo, en una oscuridad pendeja. Tan vulgar. No me gusta.
Me gusta el azul que se ve cuando cierras los ojos suavecito, y la luz se refleja y el brillo se proyecta en mis párpados. Eso y la brisa del mar colándose detrás de mi cuello. Y la arena pegada a la piel de mis manos. Y el olor a olas. Y la saturación de estrellas. Y la noche más oscura de mi vida.
La inmensidad del mar y yo, tan angustiada por los centímetros entre un lienzo blanco y el otro. Puestos hacia el cielo, como si durmieran. Pero sin dormir, como dos gatos.
[Sin sentido, tal vez.. pero de ésto a nada, mejor ésto]