Llegué a mi casa más cansada que cualquier sábado de trabajo en pleno sol, probablemente por mode mental que me he traído hace unos días y que explicaré, tal vez, en un post próximo.
Me tiré en la cama, sepultada entre almohadas y cojines, y mi respiración cambió. Inhalar, exhalar.. profundo, lento, como si la vida se me fuera en ello. Pocos minutos después, estaba dormida.
Y me encontré justo afuera de mi antigua casa, con un papelito, un lápiz y aparentemente, una aflicción monumental por encontrar, a como fuera, a "esa persona" de una vez por todas. ¿Cuál era el plan? Presentarme al mundo, claro.
La idea consistía en escribir en el papelito algo acerca de mi y dejarlo a la suerte, esperando que en algún momento no tan lejano "esa persona" fuera la que lo encontrara, lo leyera y fuera mágicamente llevada a mi. Como mensaje en la botella. Lo se, es ridículo, pero es mi sueño y no podría haber sido de otra manera.
La cuestión es que comenzaba a escribir en el papelito, sin apoyo ni nada, solamente en mi mano. "Me gusta caminar por ahí, con la mente en blanco, también me gusta caminar para pensar..." Cualquier simpleza de ese tipo, pero siempre relacionado a mi gusto por caminar sin rumbo, solo por el placer de hacerlo. Mientras lo hacía, tenía conciencia vagamente de que iba avanzando y que algo había cambiado, pero no hice más por entender qué hasta que despegué los ojos del papel.
Eran tres cuadras, tres... a lo largo de las cuales el papelito en el que había comenzado a escribir se había alargado y quedado en el suelo en una línea que terminaba justo en mis manos. Me llamaba un poco la atención, sobre todo por que según mis cálculos lo poco que había escrito no alcanzaba ni para avanzar una sola cuadra. Lo dejaba pasar y clavaba mi mirada en el papel de nuevo, para comenzar a escribir.
Y escuchaba mi nombre a lo lejos, pero como es mi costumbre, no volteo hasta la segunda o tercera vez (hay demasiados nombres que suenan igual). Lo escucho de nuevo y ésta ves si volteo. Lo que veo me deja helada: una persona... una mujer tomando el otro extremo del papel. Se me tensa la espalda. Trato de voltear de nuevo para huir hacia el lado contrario, pero tengo los pies clavados al suelo. El sol me da en la cara, pero puedo verla perfectamente. Ella viene caminando hacia mi con una sonrisa en la boca, la cual se convierte en una línea recta cuando llega a donde estoy y nota mi expresión.
Su expresión cambia totalmente, puedo verla contrariada por mi reacción y me dan ganas de explicarle que solo estoy nerviosa, pero no me salen las palabras de la boca. Me limito a relajar el gesto lo suficiente para poder mostrarle una sonrisa, o por lo menos el intento de eso y veo como el suyo se relaja también.
Comienza a hablar. Me dice que leyó lo que había en el papel y lo siguió un poco hasta que se dio cuenta que yo seguía tomando el otro extremo, me dice que me quiere conocer y me dice su nombre. Yo... yo no digo nada, solo asiento con la cabeza.
Antes de despedirnos, quedamos en vernos algún día, pero no recuerdo cual.. era pronto y no iba a ser la única vez, es de lo único que tengo idea. Entrecierra los ojos y ladea la cabeza, sonríe un poco. "Entonces...nos vemos después". Ella también está nerviosa, se muerde el labio.
Me despierto, mejor dicho, me despiertan.
No puedo recordar su cara, ni sus ojos, ni su pelo... ni siquiera su tono de voz. No puedo recordar nada. No puedo recordar su nombre. ¿Dos sílabas? Creo que si.. pero no recuerdo cuales.